6.11.09

Lengua menguada.


Oro líquido no brotó de mi garganta.
Zafiro oriental, miel que amargas.

Lengua, luna menguada, cortada estás.
¡Ay lengua, lengua! ¡Ay de tu soledad! ¡Jodete ahora!
Llora lengua llora,
mientras él sus besos regala
a la luna llena, ¡Oh salvaje..!
Oro néctar, liquido sexual.

Ansiedad quedará siempre por su piel helada.
Noche y día la ansiedad enclaustrada.
Gris y negro. Nos jodiste lengua menguada.

γک.

20.10.09

Metzengerstein.


Estoy fumando más de dos cajetillas de cigarrillos diarias.
Las hojas de diminutas letras entre mis dedos pasan con lentitud sin prestar atención al suspenso. 
Inquietudes surgen en mi cerebro sin dejarme concentrar en Metzengerstein.
Dudas de algo imaginario acorralan mi mente y sin saber si soy yo o es Frederick obsesionado recurro a lo fantasmagórico. Lanzando una pregunta al libro que sujetan mis manos pierdo la mirada en las paredes que me asfixian al tiempo en que pienso claramente mi consulta.. Mi índice señala la revelación donde una frase del libro reza:
-No está soñando contigo.
Dan las tres de la madrugada. Continúa la precipitada búsqueda pasando páginas y más paginas por una respuesta placentera que no llega.
Nunca he sido de creer en estas cosas mas es mi única salida. 
Un tipo de sombrero y gabardina ríe desde su apartada esquina, sopla hacia las hojas distrayéndose al ver como se me va la vida.
Sé de una amiga que lo ha soñado. Su morbo le aterró. Decidió olvidarlo. 
Mas ese gangster, demonio o espectro de un hombre ordinario se acerca al alma que siente perdida.
A mí me encontró ojeando y su primera respuesta me devolvió la vida.. 
Días después vino el desengaño la frustración y me encontró llorando ¡Engaño! 
Me amenazó el diablo. No desea le pregunte más del tema.
Yo en cambio por ver lo que quiero saber le firmaría el contrato.
Aunque su respuesta fuera..
-jamás te ha amado.
Pero.. ¿Y si? ¿Sí no se tratará de una obsesión?
¿Sí fuese real que me recuerda o si el tipo maquiavélico es real?
¿Sí..? ¡No!.. ¿No? 
¿Y si todo fuera endemoniadamente maquinado?
¿Y sí es el diablo quien lo ha planeado?
¿Qué hacer, a donde ir, en quien confiar?
¿Quién tiene la respuesta..? 
Por que yo no quiero mirar debajo donde mi dedo índice apunta a algo..

Yz.


16.10.09

cigarrillo blanco.

                                                                

Son las siete menos quince, aún está oscuro. Llevo abierta la ventanilla del auto, el brazo izquierdo recargado en ella y el aire calentito en el nivel dos saliendo directo a mi pecho y piernas. Gafas oscuras, cabello a la john travolta en pulp ficción - ¡No me fastidies! Va diciendo mi gesto. 60 Km./h 
Suena Nessun dorma con la portentosa voz de pavarotti veinte de volumen.
Me rebasan los autos llevan prisa. Enciendo un cigarrillo blanco y al instante junto a mis pupilas la luz del sol se agranda en un destello que aunque precipitado yo lo observo lento, me gusta un poco.
Inhalo ¡Um!
Exhalo ¡Ah!
Aspiro el cigarrillo consumiendo un cuarto de el. Escucho crujir el tabaco, lo escucho muy cerca, intenso, delicioso. Me llevo el cigarrillo a la mano izquierda, la derecha reposa sobre la palanca de velocidades cuando no está tomando el volante. Voy en primera por lo que me vuelven a rebasar, me gusta un poco que lo hagan los dejo pensar que tienen el control. 
Piso a fondo con mi zapato Enzo Angiolini negro y cuadrado 55 Km./h el motor ruge, se enfada 65 Km./h cambio 80 Km./h a punto de llegar a los 100 Km./h vuelvo a inhalar exhalo y aspiro. Ahora soy yo el que rebasa, no me molesta que les moleste a ellos. Enzo Angiolini pegado al acelerador, cambio 135 Km./h suena la parte más intensa de nessun dorma, el viento rompe en mi rostro corta mi respiración. La ceniza vuela por fuera y briznas por dentro del auto. Calor sofocante en mi pecho y piernas. Mi mano derecha impaciente de hacer nuevamente un cambio.. 165 Km./h un par de cláxones a lo lejos. ¿A dónde se habrán ido mis emociones, de haberlas tenido claro?
Nessun dorma acabando. Filtro quemando mi piel. Pupilas dilatadas al estilo Wes Borland 180 Km./h el auto va flotando. Nessun dorma acaba, vuelta forzada. El auto se colea un poco, me gusta cuando pasa. Comienza una furtiva lacrima con la interpretación de Enrico Caruso, me gusta más con pavarotti, menos nostálgico 170 Km./h cambio 120 Km./h cambio 60 Km./h cambio 30 Km./h descanso mi mano derecha y busco la interpretación de pavarotti. Tope, último cambio y tiro el filtro quemado del consumido cigarro, no hay excitación alguna, no hay emociones.  
Mi corazón palpita lento, suave al ritmo de una furtiva lacrima. Inhalo, exhalo, aspiro. 
Otro cigarrillo blanco para ir lentamente rompiendo el viento 65 Km./h cambio..

Yz.

 


8.10.09

Ancianos.


Me pierdo en su mirada cegada, me gana el llanto.
Sus manos… mis manos, el tiempo no ha pasado en vano.
Duerme, lo que me permitan mis fuerzas velaré sus sueños que va soñando.
Jugamos en un jardín sombrío y raro. Mis piernas ya no van a su paso.
¿Quieres llorar verdad? ¿Aun te duele?
Me pregunta bajito al oído.
No, solo quiero seguir jugando. 
Le respondo con el corazón destrozado.
Entonces ¡juguemos! Apretando mis manos con fuerza, me lleva.
Recostados sobre hierba y podredumbre escondemos llantos prohibidos.
La fantasía acompaña nuestras sombras, curvas y cansadas que van tomadas de las manos arrugadas y deformes. Anciana y anciano van caminando aunque la gente a su paso observa.. 
Mujer e hijo andando.


Yz.

6.10.09

Sueños y pasiones.


El no me vio,fui cautelosa.
Aunque tuviese ganas de tropezar,con él a todas horas.
Probé labios, distintos besos me han dado.
Más no encontré en otros, aquellos frenéticos y violentos labios amargos.
Pasé un día de ser mujer dormida a ser mujer de todos.
En la búsqueda de un cuerpo como el suyo;de sus brazos que cubrieran mis sueños,
Y de sus labios que calmaran mis pasiones.

Busqué y seguí buscando.
Sin encontrar sus manos en las manos de los hombres que pasaban cabizbajos a mi lado. 

Pero todo sigue, el tiempo marca mi cuerpo
Con su tic- tac siniestro.

No lo dejaré, puesto que nunca fue mío.
Sus palabras reían a carcajadas mientras yo inmersa siempre en poesía, 
Tan educada las letras tenía, que la emoción me cegó ante sus palabras y la verdad que éstas decían.

No me culpo, por haber soñado
Es solo… Esta necesidad que se ha vuelto una llama obsesiva,
No la encendí yo, ni él ocasiono el chispazo.
Soy gris y negro, la culpa fue de mi collar rojo fuego.
Hay que culpar a alguien, a algo. No es grato decir:
¡Sin conocerlo me he enamorado! 
O aceptar que los sueños y pasiones nos dominan. 
Vuelvo pues a la mujer dormida,
Despertando a lado de unos ojos claros menguados,
Que calman con sus brazos mis sueños, donde al otro tantas veces he soñado.
Que cubre con sus labios mis pasiones, temeroso a aquello que sentí por otro estando aún a su lado.
Yz.

14.9.09

Lo sabemos.


Sé que tu me piensas. 
Sabes que te pienso. 
Sé que nos deseamos, nos necesitamos. 
Sé que te has tocado, al arrinconarme soñando. 
Sabes que suspiro, si alguien te ha nombrado. 

Lo sé y lo sabemos, ¿Por qué no adorarnos? 
Dejemos que el mundo envidie ese momento. 
Será nuestro momento, efímero o eterno. 
Será nuestro secreto, desértico o frondoso. 

Será como tú quieras, será donde yo quiera. 
Seré tu tonto novio o tu amante más violento.  
Iremos con la noche, a donde apetezca llevarnos. 
Ahogaremos nuestras lenguas en locuciones sin sentido. 
Comeremos nuestros labios embriagándonos de arribabajo. 

Perderemos nuestros ojos al cielo a mediodía 
y desnudos despertaremos sin saber si hemos soñado. 
Nos despediremos con un roce sin saber si habrá otros. 
Seremos solo locos. Sin cuevas, temblorosos. 

¿Qué importa quién tú seas? 
¿Qué importa quién he sido? 

Será lo que tu digas, será lo que yo diga; 
Será lo que digamos, palabra enigmática. 

Serás mi alimento mujer, 
seré un hombre hambriento de ti. 
Y perseguiremos un signo inestable,
para captar al final.. 
Que el amor, es un relámpago inconstante. 

Y.z.



28.8.09

agujas e hilos.


Presentí que algo extraño pasaba y como si supiera de qué se trataba eche de reojo una mirada con temor hacia mis manos. Llevaba los nudillos desechos, los huesos asomaban entre mi piel cuarteada. Me lleve las manos hacia el rostro con las palmas frente a este y abriendo lentamente los dedos, sin comprender el porque de lo que sucedía, los sentí viscosos. La viscosidad resbalaba por mis muñecas y cuajaba antes de bajar hasta mi codo. 
La sensación de malestar ocasionada por la sustancia viscosa adherida a mi piel me hizo reaccionar de golpe, ya había pasado en otras ocasiones una sensación similar y al reaccionar supe lo que vendría inmediatamente después, meses de amnesia en un quirófano, jaquecas nocturnas tras intentar recordar durante las mañanas que diablos había ocurrido, agujas e hilos dejando marcas en mi piel que al paso del tiempo olvidaría como y porque habían surgido.
No sentí dolor, si bien sentía algo era frío, un frío tan intenso que me hizo chasquear los dientes al momento en que toqué mi rostro con las manos. Pasados unos minutos de abstracción mi madre abrió la puerta pegando un grito de espanto con la mirada al verme frente a ella, comenzó a revolver todo por la habitación buscando algo, no sé que es lo que pretendía encontrar pero al no encontrarlo se me lanzó a golpes, solo me cubrí el rostro con las manos y mi madre las tomó con fuerza cortando la circulación en mis muñecas. Su agitación se detuvo de golpe reaccionando tal como yo lo había hecho minutos antes. Sintió la viscosidad en su propia piel y de pronto se detuvo el tiempo mientras ella miraba como resbalaba la sustancia por mis muñecas estranguladas y cuajaba ahora entre sus dedos. Por vez primera mi madre y yo conversamos en una platica ausente de palabras. Tomó un trozo de tela que colgaba del caballete que sostenía un lienzo aún fresco y pasándolo con arrogancia limpió el bermellón con barníceta alemana de mis manos.. ¡Descansa! Fue la última palabra que me lanzó casi sin aliento antes de cruzar y cerrar la puerta de mi habitación.
Yz.


17.8.09


Ahora que ya no estás puedo por fin hablarte sin ser interrumpida.
Tu constante juego de superioridad psicológico y tus sistemáticos desprecios eran difíciles de descifrar y de tolerar a veces. Eras morena clara, siempre fuiste delgada incluso mas de cuando comenzaste a enfermar y tu estupenda cabellera negra relucía en tu cabeza como una palmera exótica, eran bellos tus ojos bellos e inigualables tus ojos miel claro con broqueles de oro cincelados en tus pupilas, los notabas si te miraban fijamente a menos de un metro de distancia, pocas personas tuvimos el gusto de saborear la exquisitez de tu sangre real pero, ¿era esto razón suficiente para que colocaras al resto del mundo por debajo de tus pies?
¿De donde provenía esa obsesión por detectar errores en todo y en todos? ¿Por qué tuviste que decirle a Raquel que su casa era muy fea, lo que te alejó de su amistad para siempre? ¿Por qué le dijiste a Juan que su poesía era terriblemente aburrida y sin sentido y que Jaime robaba imágenes de otros y plasmaba historias comunes y corrientes que se podían encontrar en un charco mugriento, que eso no era arte? ¿Qué placer te producía estar corrigiendo la pronunciación de los extranjeros y siempre encontrando algún defecto en mis corbatas y mis cortes de pelo? ¿Eran tu infelicidad e insatisfacción la causa de tu amargura? ¿Fueron acaso las múltiples tragedias en tu niñez y adolescencia las que te agriaron convirtiéndote en el ser humano irascible que fuiste?
Y sin embargo bajo tu arrogante y colérica imagen de mujer fatale, fuiste una criatura adorable y la más fina y generosa misántropa derramando humor negro. ¿Cuántas veces nos sentamos hasta entrado el amanecer burlándonos a carcajadas de lo ridículo de los demás y de sus absurdas obras patéticas que solo mostraban debilidades humanas? ¿Por qué te volviste tan perfecta? ¿Es la perfección algo innato o se adquiere o las dos? Supongo que el estar en contacto desde la cuna con perfeccionistas de alto calibre como lo fueron tus padres, fue lo que te imbuyó de un alto grado de exigencia e impecabilidad muy a pesar de que tus padres contigo hicieron a un lado sus obsesiones por la perfección permitiéndote todo aun tus harapientos jeans, recuerdo que los portabas con elegancia aristocrática. 
Nunca olvidare la fascinante escena en tu quijotesco castillo, en medio de un México salvaje y mugriento. Allí, rodeada de exóticas plantas llevabas vida de ermitaña de princesa embrujada o más bien de dañada excéntrica reclusa que huía de las convivencias vulgares de una sociedad falsa, como tú le llamabas. Tal vez tenías razón al protestar así contra la sociedad moderna, construyendo tu propio palacio-cristal y perdiéndote allí en tu propio laberinto edificado de paredes falsas. Recuerdo las conversaciones absurdas e ilógicas que entablábamos a media noche no tenían sentido alguno sin embargo te sumergías en un mundo parecido al de lewis carroll. Tus salones eran fantásticos repletos de litografías de kandinsky en un cuarto, de Dalí en otro y de miles de van gogh en donde charlábamos todos mal iluminados de una forma decrepita por culpa de las lámparas de petróleo, despreciabas la electricidad y la humanidad, tú amabas tu soledad y a la naturaleza pero odiabas salir al jardín por temor a que te treparan las arañas vegetarianas, eras cruel y materialista adorabas la naturaleza en posters y revistas. 
Siempre llevaré en la mente esos cafés salidos de una tetera o de charles dickens, fuera de esos salones embrujados el ruido de las palmeras al golpear una contra otra por el viento y los ladridos de tus perros en presencia de un extraño, eran graciosos. Como jamás olvidare tu imagen pintando en tu estudio, zambullida en tu mundo edificado de un lienzo blanco mal proporcionado y desvencijado, tu eterna aureola de humo sobre tu cabeza y la colilla del cigarrillo a punto de quemar tus labios, las gafas a punto de caer sostenidas solamente por la punta de tu nariz afilada. Movías el pincel con tal libertad que se disfrutaba el solo mirarte hacerlo. Tomabas el pincel abanico de una manera extraña entre el dedo índice y el medio, sin apoyar el resto de la mano, tu decías que con esa postura se alcanzaba la perfección en el pulso, pero que la perfección al pintar necesitaba más que una buena postura por lo que si robaban tu secreto no tenia importancia pues no podrían jamás robarte el don que poseías, que modesta que eras. Parecías un personaje barroco y abarcabas todo el espacio con tu mirada incluso cuando no pintabas. Disciplinabas todo y a todos bajo tus tétricos gritos, amenazas y peroratas.
Así te encontré en tu oxidado mundo en tu hacienda decrepita y arruinada, pintando creando vida te me figuraste a Zeus a un dios mundano capaz de tragar a sus propios hijos por el solo afán de seguir reinando. Fuiste generosa y avara, benevolente y maliciosa, amorosa y maldita, aristócrata hasta la medula, poseías una personalidad devastadora y extrañamente a pesar de eso, hacías amistades a montones con tremenda facilidad.
Para concluir debo confesar que la impresión que me llevo de ti es de adoración, sumisión y hasta cierto punto envidia, es por esto que debo borrarte debo dejar de pintar mi autorretrato por que jamás nadie tiene que conocerme en su totalidad y jamás nadie puede superarme incluso si se trata de mi misma. 
Yz.

10.8.09

APAGÓN.


Bajé aun adormilado eran las 6 de la mañana, lavaba mi taza de café, pasaba la esponja con el jabón liquido dentro de mi taza, cuando vi salir algo horripilante corriendo despavoridamente, era una araña horrenda. La vi dar saltos queriendo escapar y abrí el grifo dejándole caer toda el agua a presión encima, ceso su escape, cerré la llave y vi que la araña no estaba, cogí mi taza con cuidado y la enjuague abriendo el grifo nuevamente pero al hacerlo algo cayó sobre mi mano, solté la taza, era la araña que se había apoderado de mi mano y de mi brazo entero, corría por mi cuerpo, me sacudí desesperadamente, golpee mi cabello con fuerza y me desvestí apresurado, salí de la cocina desnudo sin café y horrorizado por la sensación asquerosa de la araña y con la garganta áspera por el desvelo. Caminé hacia la sala de estar, una sensación desagradable me acompañaba, decidí regresar a dormir un par de horas pero al colocar mi pie en el primer escalón, de los tantos que hay que subir para llegar hasta mi alcoba, un apagón general interrumpió mi acto por lo que regresé a la sala de estar pensando tomar la lámpara de mano que hay en una de las mesitas, ya que los apagones por estos lugares suelen ocurrir a menudo, después de algunos golpes contra los sillones logré llegar a la mesita donde estaba la lámpara, pasé mi mano por encima de todas las cosas que carga y tiré algunas de ellas entre ellas la lámpara, me agache al suelo con la intención de levantarla, buscando su forma cilíndrica entre portarretratos incompletos, pues con la caída se habían roto, entre libretas y demás al fin logré encontrar la lámpara, la encendí de inmediato y comprobé que el interruptor no servia, le menee muchas veces y nada, la lámpara estaba muerta, todo era oscuridad. Recordé que en la cocina tenia una vela y unos cerillos, pero decidí no entrar más pues estaba seguro que la araña aun seguía rondando por allí, continuaba desnudo en medio del primer piso de mi casa, aun con el sabor amargo de mi noche nada placentera y sin haber dado un sorbo al café que era lo único que podía despertarme todas las mañanas. 
Después de meditar unos segundos sobre que debía hacer, decidí subir a ciegas a mi habitación, allí tenia otra lámpara. Subí escalón por escalón afianzándome de los mismos escalones pues la escalera no tiene barandal y en cualquier momento se puede caer de ella el impacto seria si no mortal al menos catastrófico. Llegue al final de la escalera, las peores imágenes pasaban tras cada escalón que subía, una muerte horripilante, un cuerpo tumbado y ensangrentado, arañas por doquier subiéndose a mi cuerpo sin siquiera percatarme y mi temor más grande que es el de encontrarme ante un vació provenido de la nada, todos pasaron cuando mi cabeza chocó contra la puerta del pasillo, me levante con temor a voltear, aunque la oscuridad no me permitía ver nada, pero esa ceguera es la que más aproxima a las peores visiones, por eso decidí no voltear. Caminé por el pasillo sin tocar los bordes de las paredes, pendiente contaba mis pasos y a punto de abrir la puerta de mi habitación, de mi dormitorio, el apagón dio señales de que pronto pasaría, la luz en fallidos intentos regresaba pero al igual se iba. El pasillo de pronto se convirtió en la entrada principal de un cabaret de los años setenta, pude haber corrido hacia mi dormitorio y encender la lámpara, pude haber esperado allí hasta que pasara el apagón, pude haber hecho mil cosas si no fuese por ese espectro que se posaba ante mis ojos de forma monstruosa cuando la luz en sus intentos fallidos regresaba, ahora no deseaba que regresara, no deseaba ver más esa cosa que estaba ante mi, al fondo del pasillo. Olvidé la araña, olvidé que iba desnudo, olvidé hasta la lámpara y olvidé el apagón, solo no quería que regresara aquella imagen, cogí todas mis fuerzas y corrí hasta el fondo del pasillo, no me pregunten porque pues ni yo lo sabia, no me pregunten que vi pues fue tan horripilante tan monstruoso que no podría recrearlo de nuevo aun si se tratara de recrearlo con tan solo palabras, no me pregunten simplemente.
El apagón pasó después de haber corrido, me quedé parado y desnudo mirando fijamente hacia el otro extremo del pasillo. Alguien abría la puerta e iba a gatas. Su cuerpo desnudo y retorcido estaba cubierto de pelos, sobresalían largas patas entre humanas y arácnidas mismas que se aproximaban hacia mi con espasmos a una velocidad extraordinaria, quise correr pero no pude, detrás de mí había solamente una ventana, la abrí y me hice a un lado para que la cosa pasara.. El apagón surgió de nuevo. 
Yz.

27.7.09

REFLEJO, PESADILLA, UN ESPEJO Y LAS TRES A.M.

REFLEJO.
Hay algo que me aterra, debo confesarlo. Y es que al igual que yo existen otros que temen por lo mismo, aunque el motivo es totalmente diferente en cada persona. Comenzare intentando explicar con algunos ejemplos; esta el caso de la chica esbelta, alta, que desea verse aun mas delgada, ingiere alimento que vomita en repetidas ocasiones, las primeras veces con dificultad y las otras el vomito se torna repentino. Esta chica se mira ante un espejo y no soporta ver lo que sus ojos le muestran, pero es el reflejo de la realidad lo que le aterra o es solo el reflejo de su subconsciente, la chica esbelta se observa obesa e imperfecta. Yo pienso que no hay nada mas bello que una belleza imperfecta. El otro caso es de un hombre, un empresario exitoso cegado por la ambición, el se mira en un espejo y encuentra a un hombre mediocre en su reflejo, nunca porta el traje que debería portar, nunca lleva el porte que debería tener sobre sus hombros, nunca se encuentra. Y hay otros y está el mío..
Todos nos conocemos, sabemos que forma tiene nuestra nariz, nuestros ojos, nuestros labios, la forma dispar de nuestro rostro o la perfecta simetría, pero nos reconocemos sin habernos visto. En lo personal me aterra el reflejo, no en si el espejo como objeto, mas bien el reflejo como reflejo de mi subconsciente, ese temor que todos tenemos clavado en lo mas profundo de nuestro cerebro el cual en ocasiones en los sueños surge adquiriendo un matiz de pesadilla y otras como es mi caso surge ese mismo matiz sin la necesidad de dormir. 
A veces me levanto por la madrugada e intento esquivar cualquier reflejo, ya sea de cristales, espejos, o hasta del agua. Me da miedo no encontrarme o peor aun encontrarme demasiado cerca de mi misma, lo intentare explicar más detalladamente..

Me levanto aun con sueño, cansada con mis extremidades acalambradas de tanto intentar dormir sin éxito alguno, me percato que aun no ha amanecido y sin la necesidad de mirar el reloj se mas o menos la hora que debe ser, y digo debe ser y no exactamente que sea, tomo un poco de agua fría y siento como se relajan poco a poco mis músculos después voy al baño y me mojo el rostro lentamente escuchando como cae el agua del grifo. Cerrando los ojos tomo la toalla que cuelga a un lado del lavabo y la poso en mi rostro por unos instantes en ese momento, justo en ese momento, las peores imágenes cruzan por mi mente por lo que retiro con rapidez la toalla quedando de frente al espejo del baño, allí estoy siempre estoy tan pálida como si hubiese visto algo atroz y abominable, mis cejas cual parecen pintadas enmarcando mis enormes ojos negros al igual que mi cabello tan oscuro tan nocturno, me tranquilizo de momento pero no pasa mucho tiempo cuando surge el mas grande temor que tengo no puedo despegar la vista de mi reflejo, parece cobrar vida propia parece mirarme y es cuando me pregunto ¿Quién es el reflejo? Me volteo y siento que mi reflejo no ha volteado, le miro con miedo y el reflejo parece mirarme sonriendo, de pronto me encuentro un ojo mas bajo que el otro, los labios con sus comisuras esbozando una sutil y demoníaca sonrisa, mi cabello y mis cejas mas negras que la misma noche, mas negras que lo negro y mas oscuras que los peores pensamientos, mis pupilas totalmente dilatadas, juro que no me reconozco, quizás al contarlo no suene tan terrorífico pero juro que me aterra y vivirlo es como no haber despertado de una pesadilla, comienzo a sudar y me mojo nuevamente el rostro y al hacerlo el terror se ha apoderado de mí pues sé que mientras mojo mi rostro bajo el grifo mi otro rostro, el nocturno, continua reflejado en el espejo.
Y.Z.
                                        ESPEJO (clik y arrastra)Todo el día murmurando a mis espaldas. No cesan de perseguirme, me vigilan. Tal parece que dictan mis acciones ¿Qué debo hacer? O mejor dicho, ¿Qué quieren que haga? Son preguntas que al parecer no tienen sentido, al menos no para mí pues sus respuestas han dejado de ser decisión mía. La verdad va asomando lentamente frente a mi vista perturbada y me dice que ya mi vida no me pertenece. Me han agotado, mas si de algo estoy seguro es que soy su única esperanza pues están al acecho de mis acciones y aunque mi historia ha concluido, desde el momento en que intervinieron en mi vida para apoderarse de esta, su historia a penas comienza, misma que se está tejiendo entre mis manos..        

 LAS TRES A.M.
03:57 a.m. 
El sudor escurre por mi frente, lo siento surgir de mi cráneo y resbalar por mis entradas para posarse tan solo unos segundos en la punta de mi nariz arqueada.. Escucho el goteo y el impacto de las gotas de sudor al tocar la duela de pino que cubre el piso la estancia de mi acogedora casa. No se cuanto tiempo he pasado en la sala de estar, los pilares de libros en la estantería detrás de mí me marean por lo que he decidido no mirar más, la tenue luz de mi lamparilla estilo contemporáneo logra distraerme sumergiéndome en un estado casi hipnótico.
¿Espero algo importante? ¿Me han anunciado algo que me haya quitado el sueño? ¿Deuda, inquietud, miedo? ¿De que, a que, por que? En que momento me he levantado de la cama sin sueño o será que me he levantado precisamente para no soñar. Detengo cualquier otro pensamiento y reacciono hilando está última frase con temor a que escape de mi mente como tantas frases que esconden conclusiones y escapan con distracciones tontas; “Me he levantado para no..” un dolor agudo hace me doble contra el piso, caigo sosteniéndome con las manos en el charco de sudor mientras el dolor persiste y es cada vez mas fuerte, recorre mis piernas acalambrándolas sin permitirme moverlas, es tan fuerte que no puedo pensar en otra cosa que no sea la manera de frenar el dolor y no es de esperar menos pues parecen estar acalambradas como cuando recorres una distancia enorme, se que he estado caminando por mucho tiempo pues este dolor es de músculos tensos, cansados, fatigados, acalambrados, ¡Maldita sea que dolor! Dejo transcurrir unos breves momentos sin hacer el menor esfuerzo, sin moverme, estático casi como si estuviera en pose para ser fotografiado y poco a poco la sensibilidad retorna a mis piernas por lo que decido correr al baño y mojar mi rostro, refrescarlo un poco y así aclarar una a una mis dudas. Abro el grifo del agua fría, mojo mi rostro y sin saberlo estoy a punto de enfrentarme a las respuestas que tanto ansío conocer o recordar.

03:17 a.m.
El sudor se mezcla con el agua tornando resbaloso y aceitoso mi rostro, el ruido del agua al caer sobre el lavabo, me obliga a mirar las moléculas correr a toda prisa formando un torbellino de emociones que de momento no tienen explicación alguna para mí, pero de igual forma surgen a toda prisa condensadas escapando por la sombra del drenaje dejando en mí una sensación áspera. He cerrado el grifo, el silencio me acorrala, poso mis manos tan solo unos breves instantes sobre el lavabo y respiro profundamente, cojo la toalla que esta justo a un lado de este, respiro profundo nuevamente, llevo la toalla hacia mi rostro y me pregunto el porque del insomnio que me perturba. Aun en el baño, frente al enorme espejo antiguo que compre hace ya un par de años espero ansioso someterme al juicio que me depara el reflejo, deslizo la toalla suavemente con mis manos y atónito mas bien horrorizado dejo caer la toalla.. No puedo creer lo que ven mis ojos o lo que muestra el espejo en el. Lo toco esta frío, tan frío como el agua del grifo que limpió el sudor de mi rostro hace unos instantes, esta áspero, tan áspero como la sensación que dejó tras de si el agua al huir por el drenaje. Una funesta mascara blanca cubre mi rostro, sabe dios de donde ha salido, solo dos huecos en los ojos me dan indicios de que soy yo la persona que esta detrás de esta. La arrancaré debo hacerlo. Llevo mis manos hacia los bordes de la mascara la cual siento tras el primer esfuerzo de arrancarla que esta muy ceñida a mi piel, me detengo pues me invade un terror aun mas grande al pensar que algo siniestro oculta la cosa que cubre mi rostro, ¿Qué habrá sido de mi cara que ahora se cubre de una blancura que surge de un material extraño e inexplicablemente?
La mascara no lleva pliegues ni huecos solo los huecos de los ojos, me impacta y de la nada, el reflejo frente a mi habla, comienza a decir cosas extrañas. Surgen unos labios tenues, suavemente dibujados en la mascara, mismos labios que pronuncian casi susurrando con voz melódica palabras que me resultaban incomprensibles pero que mi cerebro les da de pronto un sentido, de alguna u otra forma explicando:
¿Qué acaso no te das cuenta que mi rostro prefiere su blanca melancolía? Si antes esquivaban sus miradas con la tuya, seguro estoy que ahora mirarán esta nueva cara mía, la gente por fin nos reconocerá a su paso, y lo que antes desaprobaban, me refiero a tu rostro desnudo, ahora por fin miraran mis pupilas dilatadas, observarán detenidamente inspeccionando que demonios ocultas en mi nuevo rostro y la duda les invadirá y les incitará a acercarse aunque sea por puro morbo, mas no perturbarán tu calma, yo me encargaré de eso, seré cómplice del respeto que ganes con la fantasía de ellos. Acabarán por fin las enormes cabezas alargadas, monstruosas cabezas que a tu paso observas… ¿Las observas no es así? ¿Por qué esquivas tu existencia con la maquiavélica sonrisa que desea esbozar mi rostro? Deja al mundo mirar tu nueva cara, esta que no lleva muecas, que no insista más que a la fantasía de quien te mire, esta nueva cara mía ya tan tuya.
¿Esquivaban sus miradas? ¿Maquiavélica sonrisa? De pronto todo este argumento me perturba gravemente, al grado de comenzar a dudar si quien se haya detrás de la mascara es el mismo rostro de siempre… Mi rostro.
El miedo me acorrala, una de tantas respuestas se halla justo detrás de esta cosa, por lo que con un esfuerzo desesperado intento arrancarla. Va bien ceñida a mi rostro, me acerco al espejo aún cuando le temo, y me doy cuenta de que no lleva orificios más que en los ojos. ¡No tiene orificios donde debería tenerlos! Toco la mascara, intento reconocerla pero no entiendo que es lo que pasa, mi respiración se acorta, no hay oxigeno, no hay orificios en la nariz, es mas no siento mi nariz donde antes la sentía tener. No siento mi propia respiración, he olvidado como respirar por la falta de orificios nasales ¡Es desquiciante esto que siento! Debo quitarla, ahora mismo, tiro con todas mis fuerzas, no cede, vuelvo a tirar de la mascara, ceñida, pegada esta a mi piel, la siento. Ya forma parte de mí, parte de mi vida que se acorta, que se esfuma como se habría de esfumar mi respiración quien sabe en que endiablado momento. Tiro una vez mas con furia, con enfado, con horror. Golpeo mi cabeza con desesperación contra el reflejo que se jacta y se retuerce de satisfacción al verme desesperado, me tiro al piso para ayudarme con las piernas empujando contra la pared, en una pose casi contorsionista, ¡tiro, tiro, tiro! Y grito de dolor al sentir desprenderse la mascara de mi piel y llevarse parte de mi cara con ella. El aire comienza a entrar por mis fosas nasales, siento como llega repentinamente a mi cerebro que a punto de perder la razón estaba, quizás por un momento la he perdido. El ardor desaparece repentinamente así tan repentinamente como llega el oxigeno a mi cerebro. Esto no puede ser me digo a mi mismo, por lo que me levanto del piso cuidando de no cortar mis manos con los pedazos de espejo esparcido y me miro en el reflejo de lo que quedó del antiguo y endiablado espejo. ¡No! ¡Esto no puede ser, no debe ser! Debe ser tan solo un sueño, tan solo eso, comienzo a llorar mientras paso mis manos casi rozando el nuevo rostro que veo deforme por la falta de trozos de espejo. El reflejo me muestra un rostro monstruoso, me muestra su dentadura sobresaliente sin labios, sin piel, no tengo piel en toda la cara, los músculos tensos esbozan una sonrisa exagerada que deforma el resto de la cara, la que debería ser mi cara. Mis ojos, mejor dicho estos ojos que veo y que no son los míos, enormes corneas saltonas parecen estallar en cualquier momento, me miran desquiciadas. Un monstruo frente a mi es lo que veo peor aún, soy yo frente a lo que quedó del espejo. Soy un monstruo. Grito, lloro desesperado, el rostro me comienza a arder de nuevo de manera descomunal. Sudo y el sudor me lastima al resbalar sobre la monstruosa cara, el sudor recorre mojando todo mi cuerpo y empapando de sangre mis brazos, manos, mis pies descalzos, se hace un charco de sangre, sudor y miedo en el baño. Grito de nuevo y al hacerlo me doy cuenta que mi voz, mi voz ha desaparecido, de sobresalto… Me levanto empapado, jadeando. ¡Ha sido un sueño… Tan solo eso.. Un sueño!
Sobre mi cama mi corazón comienza a recobrar las pulsaciones normales y mi respiración retorna con tranquilidad. Sonrió y me repito para mis adentros… ¡tan solo un mal sueño!
De chiquillo después de un mal sueño, llamaba a mi madre pues aún quedaba la sensación de temor por las imágenes creadas por el cerebro que a todo tiene que buscarle un significado aunque sea ilógico y escalofriante. Y aunque ya no soy un chiquillo, la sensación de temor por el terrible sueño que he tenido, no cesa. Recuerdo de pronto el espejo que hay detrás de mí, justo en la cabecera de la cama, un enorme espejo que abarca gran parte de la pared y con temor giro el rostro lentamente… Allí esta, allí estoy, me miro en el espejo encontrando en el reflejo solo, tan solo mi rostro, mi habitual rostro, rió y exhalo hondamente. Nunca había sentido tanta tranquilidad de verme a mi mismo en el reflejo de un espejo.
No tengo nada de ganas de dormir por ahora, por lo que voy a la sala de estar un rato y deambulo por la habitación intentando olvidar el mal sueño.
Retorno a la cama y recostándome intento conciliar el sueño pues estoy cansado pero es más el temor que el deseo a descansar… Giro un par de veces y el calor se vuelve sofocante, me paro, voy a la cocina a beber algo pues la sed torna seca mi garganta y me provoca una sensación áspera casi dolorosa, abro el refrigerador y ni una sola botella de agua, cojo un vaso de cristal abriré el grifo.. Me detengo… ¡no más grifos! El vaso de cristal resbala de mis manos sudorosas y cae al piso esparciendo los trozos de vidrio… Después los recogeré me digo.
Cojo las llaves del auto, mi abrigo y aún en pantuflas salgo de casa para ir al supermercado más cercano.

03:37 a.m.
Un vistazo por allá, otro por acá. Checo todo, la noche esta tranquila. Aún el espectro del monstruo esta en mi mente, debo concentrarme en otra cosa que no sea en esta pesadilla que me aterra desde niño. Un cambio de velocidad al igual que de música. 140 Km. /HR menos mal que el aire acondicionado esta funcionando a la perfección. Que calor tan sofocante. Fue solamente un sueño ya no debo temer a estas cosas, me digo al estar frente al semáforo en rojo, echo un vistazo al retrovisor para comprobar que mi rostro esta intacto y para mi sorpresa otro rostro surge en el retrovisor, un rostro angelical, tan angelical que hace olvide la monstruosidad del mal sueño. El rostro angelical acompaña melodiosamente, creando una armonía perfecta con la música de fondo. Ella conduce un maserati, noto que se ha percatado de que la observo por lo que baja sutilmente la cabeza y se lleva la mano hacia el cabello castaño posando esté detrás de su oreja.
Semáforo en verde, acelera, me rebasa. ¿Cómo, porque? Me pregunto si no habrá querido juguetear un rato, quizás también haya tenido un mal sueño, y frente a mi, a una distancia no muy lejana observo las intermitentes de su auto parpadeando, disminuyó la velocidad… Me espera. La alcanzo, el semáforo esta en preventiva, nuestros autos de lado a lado, la miro, ella esquiva mi mirada. Grábate su rostro, sueña con ella, esfuma a la bestia, al monstruo, grábate su rostro. Me surgen miles de ideas novelescas para este momento, será que he visto muchas películas en cuyos finales los protagonistas acaban besándose locamente, será que he leído tanta poesía que ahora me impide ver la realidad de un encuentro casual y simple. ¡Ah que gratificante seria que se bajara de su maserati, tocara la puerta de mi auto con sus senos y me besara tras abrirle la puerta y jadeáramos en medio de la autopista amándonos locamente! Semáforo en verde, acelera y se pierde el maserati entre las tinieblas de la noche.
Es invierno pero no hace frío, por el contrario hace un calor tremendo. Estaciono el auto frente al enorme anuncio fluorescente del supermercado que abre las veinticuatro horas del día, observo la pijama y me regocijo de haber traído encima el abrigo, las pantuflas me hacen recordar porque y a que he venido. Dentro, elijo un par de cosas mas y camino un poco, quizás la chica del maserati llegue, el chico que atiende la caja porta gafas, no se ve que tenga un coeficiente muy elevado pero nunca he sido del tipo de persona que subestima a los demás por su apariencia, quizás sea un mafioso o un discreto chico intelectual, pierdo el tiempo divagando en pensamientos absurdos, quizás ella llegue. Pasan un par de minutos y decido marcharme al ver la realidad y darme cuenta de que ella no llegará. Frente a la caja registradora del supermercado cojo una botella de agua que se hallaba apilada junto a otras tantas, la abro y la bebo de un trago. Saco un par de billetes de la cartera que guardo en el abrigo, el chico no recibe mi dinero. “¡Pienso pagarla chico!” Le digo refiriéndome a la botella de agua que he bebido al tiempo en que agito con la mano el envase vacio, pero el chico tiene un gesto inmóvil, quizás subestime demasiado al pobre escuincle, y no es mas que un chiquillo cuyo coeficiente no es muy elevado. Comienza a sudar, reconozco el gesto, es temor lo que siente, ¿Por qué teme? Parece haber visto algo horrible, detrás de el un espejo… Mi rostro… Me veo en el reflejo con pánico mas solo encuentro mi habitual rostro, no teme por mi, no se ha horrorizado por mi culpa. En el reflejo encuentro detrás mío a un hombre encapuchado apuntando con un arma justo en mi espalda, estupefacto quedo, solo esto me faltaba. Giro el rostro para comprobar que es cierto esto que veo. “¡Quédese así, no voltee!” “¡Tú, dame todo el dinero… Ponlo en una bolsa, en donde sea!” “¡date prisa!”Grita el encapuchado.
Yo me tiro al piso soltando la botella que sujetaban mis manos.
El cajero con nerviosismo coge el dinero y lo pone en una bolsa de plástico misma con la que envuelve el producto que habitualmente vende. Alguien llega al lugar, se escucha el timbre de la puerta que emite cuando alguien ha entrado, esta vez lo he escuchado pues todo a quedado en silencio marcando suspenso, yo no puedo voltear por lo que me reduzco a escuchar simplemente y quedar a salvo de la escopeta que antes me apuntaba, un grito de mujer, es una chica. Alzo un poco la vista y aunque no veo a la persona, me parece el momento menos atinado para haber llegado, queda mi mirada frente al estacionamiento donde encuentro mi auto aparcado y a lado de este el maserati que había esperado. Es ella, ¡oh dios mío, es ella! Sirenas, un par de patrullas se aproximan, el encapuchado se mueve a toda prisa tumba a la chica le apunta a la cabeza, ella se niega a entregar las llaves del objeto que nos ha unido, me levanto, el encapuchado suelta un disparo, la policía esta cerca, el encapuchado huye. El sonido de cristales rotos, el sudor inundando el supermercado, sangre derramada… Ambulancias, patrullas, mas autos, no veo el mío. Mis piernas se comienzan a adormecer, la chica sangra, les grito a los enfermeros que la auxilien, parecen no escucharme, me doy cuenta de que mi voz ha escapado de mi cuerpo, sudo de manera impresionante, comienzo a sentir frío. Escucho a los enfermeros decir que hay mas de un herido, les intento decir que yo estoy bien que auxilien a la chica, no me escuchan, no surge mi voz. Suben un cuerpo a la ambulancia, la chica ha desaparecido. Corro detrás de la ambulancia mis piernas están acalambradas, de pronto ni mi propio pensamiento puedo escuchar, no puedo mover los labios, toco mi rostro el cual esta cada vez mas frío, mi piel… Algo va ceñido a mi rostro, lo cual me impide hablar, respirar, el oxigeno se acorta mis pensamientos también… Toco mi pecho… Sangra, no puedo respirar, ¡oh dios mío, estoy muriendo! Sudor, agua, sangre, mi cuerpo empapado, ensangrentado y sudoroso, el tremendo dolor en mis piernas me da indicio de que aun sigo vivo; “¡Atiéndanme dejen a la chica!”, “¡Sálvenme!”, junto todas mis fuerzas para impulsarme de lo que parece ser una camilla de ambulancia, “¡no estoy muerto!” Me incorporo… Una sabana blanca cubre mis piernas, toco mi pecho, todo en orden… Ha sido otro sueño, volteo hacia todos lados sin reconocer mi habitación, pronuncio un par de palabras mi voz ha regresado. Juro que no he de dormir mas esta noche, me intento parar de la cama pero una pesadez inexplicable me aprisiona sin dejarme levantar, la cama se mueve repentinamente no veo nada solo una blancura inmensa, blanco por todos lados.

La ambulancia ha llegado al hospital, han bajado un par de camillas, los paramédicos llevan a los heridos a unas habitaciones contiguas, a uno de los heridos le colocan una mascara de oxigeno parece ser que está muriendo por el rostro de horror y desesperación que denotan los paramédicos. En una de esas se escucha hablar a un doctor con una enfermera joven y de mirada ambiciosa, le cuenta una pesadilla que ha tenido esa noche, limpiándose las comisuras de los labios después de haber dado un trago a su café amargo, la enfermera lo escucha fingiendo prestarle atención. El doctor se percata de los enfermeros corriendo apresurados hacia su habitación por lo que concluye la charla, pretendiendo ser erudito ante los ojos joviales de la mujer ambiciosa; con una frase de un libro de Groussac que un paciente habría de olvidar la noche anterior, mismo que quizás influyó para que tuviese la pesadilla, “Es asombroso el hecho de que cada mañana nos despertemos cuerdos, después de haber pasado por una zona de sombras, por esos laberintos de sueños.” La enfermera asiente con la cabeza fingiendo haber entendido y el doctor le responde con un guiño al igual fingiendo entender a la perfección lo que ha dicho.
Minutos después el mismo doctor da la orden de que se anote la hora de muerte de uno de los dos cuerpos.. 03:57 a.m. "anote y acepteme un café", le dice a la enfermera mientras le acerca su bolígrafo. 
Tuco.

26.7.09

Intenté olvidarte.


Intenté romper la cadena, pero aun me esclaviza a ti. 
¡Demonios, ha sido inútil todo cuanto he intentado! ¡Inútil!. 
Extraño tu voz, misma que voy olvidando por culpa del maldito tiempo. 
Recuerdo que enredabas mi risa mientras tejías mi llanto y a pesar de eso te permití ser mi araña que desnuda tejió con hilos un laberinto dorado tornando a mis ojos, dos ojos ciegos, nublados. 

Juro que quise olvidarte, aunque lo intenté demasiado tarde pues tus labios gruesos, que se tornaban apetitosamente violentos al amarnos en algún lugar público nada secreto, ahora sin besarme mojan con su recuerdo los míos a cada instante.
Intente olvidarte con vino con sangre con rabia y con carne, con ella y conmigo.. ¡Por dios que si no he intentado! 
Te llevo en mis labios censurados, en mis ojos ciegos que alguna vez vieron los tuyos sufriendo por culpa de mis sombras mismas que te enterraron exigiendo mis labios.
En los pocos momentos que encuentro paz el llanto surge lento y las manos con calma lo secan, las manos del ángel que me fue robado. Mis labios sellados, mi cerebro sedado y mis ojos nublados de pronto logran ver con un esfuerzo sobre humano tu esbelta figura y entre la espuma tus enormes ojos canela resaltan, miran a los míos, ambos se miran, un silencio escalofriante surge en mi prisión al escuchar el palpitar de los latidos de tu corazón.
El miedo se apodera de mí, despertando a mi niño dormido que siempre temió al infierno, es asfixiante y penetrante por lo que me arrincono a orillas de este cuarto, mi voz presa del pánico sella mis labios. Hueles mis temores recorres con tu mirada mi cuerpo haciendo se estremezca, me sabes indefenso pues conoces mis miedos, en cuclillas y arrinconado sin poder escapar, me mezo mientras aspiro el olor que va inundando toda la habitación, y tras reconocer el aroma a melancolía tus ojos chillones se aproximan, me hueles te huelo, hueles a muerte. Vienes a mí de las sombras al saber que no te olvido. No pierdo tiempo y acaricio tu piel fría, parece no sentir. Beso tus labios que saben a olvido, tu boca me besa quebrando la piel dura y rancia que hay en ella, quieres escuchar de la mía su agonía quieres que te diga, por que no te olvido, más mis labios sellados no te pueden hablar:
“No haré otra cosa mas que soñar con los ojos bien abiertos“, te digo, pero tú no me escuchas; 
“Te veré en mis sueños, rostro que difusamente recuerdo, te oleré como ahora y veré tu sombra retorcida en el espejismo de la noche en un claro de luna en cualquier charco, me seguirán a todas partes tus ojos, en el reflejo de los míos estarán conmigo sin vida sin pupilas, hasta el día que arranque de mi pecho tus latidos. Hasta ese día que deje de extrañar tus ojos miel un poco caídos y tus labios que aun con este sabor amargo de entierro, tiesos y suaves, me saben a un dulce manjar de sabores agrios y dulces, hasta ese día te dejaré de dar de mis labios todos mis besos, dejaré de extrañarte y no intentaré jamás volver a olvidarte, pues seguro ese día.. Ese día habré...”
 
Encima de mí, un cristal. 
Un verde olivo separará nuestros labios, nuestros cuerpos.
La memoria junto a la nostalgia me acompaña hasta el momento en que voy perdiendo todo el conocimiento.. Es muy pronto para dejar de.. El terror aparece en tus ojos al sentir que desciende el cristal separando tus dedos de el, imagino tus manos tienen miedo pues noto que has dejado huellas de sudor en el cristal sin querer desprenderte de algo. 
No entiendo porque no logro olvidarte, ni entiendo porque quiero hacerlo, poco a poco la ceguera retorna a mi mente, la paz se ha ido y mis recuerdos están un poco torpes. Hay oscuridad en todas partes pero también en cada parte encuentro.. Un nombre, aunque no recuerdo el para que nombrarlo.
Y.Z.

24.7.09

...

Perturbador con su halo de luz tenebrosa, inquietando mis sentidos intentando despojarme de todo y dejarme envuelto en un huevo de nada, así vino a mí. No le llamé, mucho menos le esperaba. Entró sin previo aviso un día oscuro de marzo convirtiendo mi primavera en invierno, pensé que la nevada duraría un par de días pero los días se volvieron años y con los años el invierno tornó turbias mis pupilas. 
Hice hasta lo imposible por alejarle de mí, llenaba la casa de amigos, bebíamos hasta embriagarnos pero en cuanto todos se marchaban esperándome con una sarcástica sonrisa aquello allí estaba. Agotado de meter mujeres extrañas en mi cama y harto de hacer hasta lo imposible para que aquello se marchara, un buen día renuncie a todo y le deje tendida la cama, le prepare el desayuno y deje las llaves pegadas al picaporte junto a una nota clavada en la puerta que decía:

"Hay algo atroz cruzando esta puerta. Las llaves están pegadas, para mí se ha vuelto insoportable. Tienes que estar demasiado loco para entrar y mas loco aún para decidir perder tu vida acostumbrándote al silencio que habita dentro de ella."


No recuerdo la última vez que abrí la puerta, ni tampoco recuerdo escucharla cerrarse tras de mí. Me aterra lo que pueda esperarme del otro lado. Estoy seguro que alguien me espera detrás pues todas las mañanas percibo un golpeteo como si clavaran una nota sobre la puerta de madera y en ocasiones intentan girar unas llaves dentro del picaporte. El olor putrefacto de huevos rancios en un plato y un pan enmohecido hace que me distraiga de lo que estaba pensando.. 

Y.Z.

9.7.09

Mascara de electricidad (fragmento)


Cené, después vi una película sin prestarle atención, pues la historia de uno de los personajes se asemejaba demasiado a mi vida y eso es cruel. Acabó la película y me serví una copa de pinot, no soy de gastar demasiado dinero, pero si se trata de vinos y libros, no medito en costos aun cuando la realidad en mi cartera se queja en gritos. 
Sin darme cuenta he bebido mas de la mitad a solas y a media luz la noche me ha invitado a meditar. Cuando comencé mi copa pensé en las personas que cruzaron por mi camino durante el día, pensé en sus gestos, modismos, reí al recordar sus atuendos y poco a poco llegue a una conclusión, mi mente se aclaró por la cantidad de vino en ella, conclusión a la que juego ahora con una diferencia, me he dado cuenta del juego y me volverá loco pronto ya que ni de día ni de noche lo abandono.
Al pensar en los rostros visualice de inmediato su mascara, es decir, el papel que juegan unos o pretenden jugar. Cada persona es un actor de su propia obra o un actor de alguna obra, el caso es que actúan, actuamos. Hay actores doctores, pulcros y elegantes que cuidan su imagen siendo cordiales, estos llegan a casa y se quitan la mascara de pulcritud para dar paso al agresor, verdugo y pederasta. Los hay diferentes pero quizás, y digo tan solo quizás mas inclinado a negación que a afirmación, que son como yo y que han olvidado que tan solo se trataba de un juego, de algo que se tiene que abandonar en cuanto se cruza la puerta y se interna uno en casa. Hay también pintores escultores, están los que van capturando todo y nada a través de su lente, muy pocos llegan a revelar sin sospechas grandes íconos y eso nos remonta a las grandes empresas donde se encuentran los altos ejecutivos y sus cuentas y quienes llevan las mismas y quienes les llevan el desayunos a estos otros actores, al que abasteció los insumos para la elaboración del almuerzo quien lo elaboro con nostalgia dentro de su obra dramática recordando quizás, recordemos el tono que lleva el quizás que menciono, alguna obra literaria donde el alimento es la fuente de inspiración así como fuente de todos sus males; amor, locura y sexo. En fin el caso es que todos llevamos caretas, mascaras, antifaces y vamos por la vida pretendiendo demostrar que somos eso que hemos elegido ser, pero allí viene el sentido que me impulso a desvelarme… personalmente deseo levantarme dentro de unas cuentas horas aun con el sabor de resaca en mi boca y comprobar que llevo una mascara nueva, mejor aun, que llevo mi rostro desnudo. No tener que presentarme fingiendo ser ese alguien que se ha obsesionado por ser, y que misma obsesión me avergüenza. Quiero levantarme sin la necesidad de coger un bolígrafo y escribirlo o inventarlo todo. Es mas, quiero tirar a la basura la grabadora de bolsillo que siempre me vigila y los miles de casetes de historias inconclusas que me acechan. Abandonar a mi lap top, deseo no encenderla, pues siempre espera ansiosa todas las mañanas que abra el procesador de textos y dios sabe cuanto me esfuerzo por distraerme, abriendo un montón de cosas que son solo juegos, pero el procesador de textos parpadea incesante, obligándome a escribir lo mas rápido que me permitan los dedos. 
He llegado a pensar que la culpa de todo la tiene la electricidad, esa cosa que viaja a una velocidad impresionante, misma que me terminara por volver loco, las ideas viajan dentro de mi cabeza a mil por segundo, saltan y rebotan. Mi mente frente al monitor, específicamente frente a mi lap top, se ha convertido en una puta y además psicópata, y digo puta literalmente hablando, desnuda con sus bolas al aire en pleno acto sexual, pidiendo a gritos más y más, y con cada tecla rozando mis dedos un gemido de éxtasis le acompaña. Mi corazón palpita a toda prisa al recordar esos momentos y comienzo a sudar de la ansiedad por escribir de nuevo.. Creo que este juego ya no necesita de la electricidad para surgir, posee vida propia o quizás poseyó la mía, como sea es igual, para mi escribir es un placer orgásmico. Tengo que tomar otra copa..
Se ha acabado el vino, tengo otra botella esperando acompañar una buena platica, espero tomarla pronto y no precisamente acompañarla de un monologo. 
Al final del día cuando recuestas la cabeza sobre la almohada ¿Quién eres?
El mismo actor que duerme con su mascara y su sonrisa fingida o eres uno de pocos como yo a los que la mascara se les ha adherido a la piel, a los que les asalta la ansiedad de seguir y seguir jugando hasta que te das cuenta que ha dejado de ser un juego y que se ha convertido en una constante obra teatral totalmente trágica, que te despierta por las noches y te vigila durante el día. Una enorme y exhaustiva vida. Pero que cuando ves la prenda tejida y con detenimiento la observas, encuentras la finura y delicadeza con que fue bordada, suspiras y dices; “puedo hacerla aun mejor” llámenle obsesión por la perfección, un imposible, o simplemente arrebato, actuación o locura, pero lo que aquí importa es la conclusión a la que he llegado hoy, y es que la culpa de todo la tiene la electricidad. En la oscuridad todos los rostros son iguales, a la luz del día surge en los rostros la mascara que se cargó de noche. Formada primero por impulsos eléctricos en el cerebro añadida después a la piel por absurdas ideologías, la electricidad nos ha dominado. 


3.7.09

Y a vos encontré.


Escondía sollozos en las noches, era tan inmensa la soledad que me acorralaba que cualquier ruido se esparcía por la casa. me conformaba con sollozar solamente.
Las noches en que la ausencia de su cuerpo no me estorbaba eran ligeras y me permitían dormir, pero mas tardaba en lograrlo que en despertar tras haberlo soñado. Era así mi vida, en que las noches envolvían mis días, y así se alargo por años. Despertaba y le extrañaba. Dormía y le temía. 
Pasaron los años y junto a su recuerdo embriague mi cuerpo, enajene mi mente, a punto estuve de perder mi vida. Guarde muy dentro de mi el amor, esa ilusión y cosquilleo, tanto que olvide cómo sacarlo, es decir me extravié a mi misma. Llegue incluso a no fijarme en ningún hombre, pues ninguno me parecía cercano al recuerdo de aquel otro hombre y me lamentaba tanto por haberme olvidado, que termine por resignarme.

Una pequeña niña surrealista con rostro de flor, una mesa formada por la pierna de un personaje interesante, un mar levantado por el índice de un pequeño cual si fuese hoja de papel sostenida en el tiempo, alucinaciones creadas por hongos o picaduras de insectos y … una ventana, tan solo una ventana, fueron mi consuelo. Halle el enorme refugio que necesitaba, mi refugio en el mundo cromático del surrealismo, olvidando el encanto de rubens, que de niña me hacia soñar, olvide las curvas exquisitamente esponjosas que suaves saltaban ante mis ojos de pequeñas bailarinas que me hacían danzar al unísono de mis fantasías. 
Alucine tantas veces frente a esa ventana que en una ocasión quise saltar a través de ella pero el muro detrás de la misma litografía detuvo el acto de compasión que había tenido para mí el buen grabador.
No creo en las casualidades mas si no fue esto lo que aconteció tendré que llamarle destino… y la otra casualidad es que fue “destino” uno de los films, del mismo autor que las pinturas, que mas se apego a mi vida. 

En una de mis alucinaciones ocurrió que Ana miraba hacia el horizonte, yo al igual miraba pero el final de mi agonía, por lo que sin pensarlo dos veces salté a través de la ventana, atravesé la barrera del tiempo y del espacio, corte distancias; ¡hice un salto cuántico! 
Otra persona miraba la misma pintura al tiempo que esta absorbía mi cuerpo y sin saberlo él recogía mi cuerpo blando, él me sostenía sin conocerme, él ponía fin a mis lágrimas sin darme cuenta de que las iba secando mientras me abrazaba fuertemente con esa ternura infinita. Él sin saberlo y yo sin querer reconocerlo. Ese día a vos encontré. Precavido, un tanto arisco con la misma coraza en el pecho que la mía, ¿alguien o algo al igual te habrían herido?
Que ironía que una ventana pueda poner fin a los sufrimientos sin acabar en suicidio. 
Dos sentimientos escondíamos, el mismo concepto nos unía. Ansiosos de entregarlo todo, de volver a amar, de volver a reír y llorar, con llanto nuevo. ¿Fueron palabras o el verde de tus ojos que cambiaba dramáticamente a un rojo intenso? ¿Fue tu voz que me erizaba los vellos de la piel? ¿Fueron mis fobias que te conté entre risas que ocultaban el miedo? ¿Fueron? ¿Qué fue? No se decirlo, solo sé que un día sin temor, sin angustia, resignada o arriesgada te dije te amo, el tiempo se detuvo en aquel momento, tus besos acariciaron mi piel desnuda, me cubrías con tus brazos pretejiéndome del mundo, y a partir de ese día pude dormir tranquila.

Pero toda alucinación termina regresándote de golpe a la realidad. Miré de nuevo la litografía dañada sin encontrar el horizonte, no existía nada detrás de ella. Había despertado del golpe que me había provocado el impacto del muro, estaba en mi habitación donde abundan libros, óleo y su aroma, y mi rostro hecho pedazos. Más si algo bueno quedó de esta alucinación es que las imágenes que delante de Ana hallé.. algún día cobraran vida. Mientras tanto ya no mantendré mis sentidos presos pues ya no existe el verdugo vigilando la reja.  

Y.Z.

26.6.09

La incógnita de una obsesión.

Me adentrare en un territorio desconocido, escalofriante y aterrador, muchos lo tomaran como un caso sobrenatural, yo en cambio lo he tomado y abordare como un caso de negligencia medica, mejor dicho un asesinato sustentado en una absurda obsesión religiosa.

"Pocos conocen el nombre de Anneliese Michel, pero el mundo del cine lo conoce muy bien".

Nacida en Leiblfing, Baviera el 21 de septiembre de 1952. Educada bajo una estricta religión católica a Anneliese Michel en 1968 se le diagnosticó epilepsia. Fue ingresada en el hospital psiquiátrico de Würzburg. Al salir completó sus estudios de bachillerato. Sin embargo, durante todo este tiempo en el colegio Anneliese aseguraba tener visiones y escuchar voces demoníacas, por lo que sus amigos y compañeros se alejaron de ella. Los médicos que la atendieron no encontraron una explicación satisfactoria a los padecimientos de la joven. El porqué no estudiaron a fondo su caso, permanece sin respuesta ya que en su caso existían comportamientos psíquicos extraños (por ej. trastornos en el comportamiento y/o en el habla), estos no son por lo general provocados por la epilepsia, sino que su origen se encuentra en el trastorno cerebral, que a la vez es la causa de las crisis epilépticas. Jamás fue estudiado ni diagnosticado su caso aun cuando fue internada en un hospital donde supuestamente médicos expertos la asistieron. En cambio el tratamiento (si se le puede llamar así a la serie de torturas) y la obstinación de sus padres no ayudaron en el trastorno psicológico solo sirvieron para agravarlo

En resumidas cuentas a raíz de ser hospitalizada Anneliese Michel jamás volvió a ser la misma. 
Sus padres (obsesivos religiosos) optaron por pensar que su hija estaba poseída y que los mismos demonios no le permitían comer (eso le provoco una terrible inanición) por lo que llevaron el caso a varios sacerdotes que no encontraron ninguna prueba (tiranismo o sansonismo, xenoglosia, clarividencia, rechazo a las imágenes religiosas, dermografías, levitación) que indicara que se tratara, efectivamente, de una posesión .
Anneliese continuó con el tratamiento prescrito por lo médicos, aunque sin resultados visibles. Fue en 1975 cuando la Iglesia aceptó el caso como posesión diabólica y aprobó el exorcismo. Anneliese había empeorado notablemente, los ataques eran más violentos y atacaba a su familia y cualquier símbolo religioso que se le pusiera por delante. 

Las diferencias en las imágenes de Anneliese indican deformaciones en el cuerpo, ocasionadas quizás por las torturas recibidas en el hospital por ejemplo; la enorme longitud de sus extremidades como cuello y piernas flexionadas.
Analicemos también las últimas frases que ella diría
“Manifestó estar poseída por hasta seis demonios diferentes, entre ellos; Lucifer, y aquellos que también poseyeron a fleishman, caín, judas iscariote y nerón entre otros”.
Todos ellos personajes mencionados en libros religiosos, tales como la biblia y otros, que al ser Anneliese hija de padres obsesivos religiosos, habría estado en contacto con algunos libros de esa índole en algún momento. Queda una incógnita, las lenguas en las que logra hablar. Volvamos pues al tema de los padres, recordemos que se acercaron a la iglesia en busca de ayuda como primera instancia aun cuando su hija no mostraba indicios de posesión, mismas que aparecieron casualmente en un futuro, ¿insistencia de los padres? 
El exorcismo se prolongó durante un año y sin éxito Anneliese murió a los 23 años de edad.
La autopsia atribuyo el fallecimiento a la desnutrición y deshidratación. Encontrando también sus rodillas destrozadas en ataques de genuflexión compulsiva (acción de doblar una rodilla en señal de adoración a Dios). Los padres y los curas fueron procesados judicialmente dos años después en 1978 y hallados culpables de negligencia médica. 

“Mama, tengo miedo” Fueron las últimas palabras de Anneliese Michel.

“No me arrepiento de lo que hicimos. No hubo otra forma de combatir el mal” Fueron las últimas palabras de Anna Michel (madre de la victima).

 Audio del exorcismo.

      


24.6.09

Dedicatoria.


Fui a visitar a mis viejos, a la misma casa donde nací. Me pareció extremadamente pequeña en cuanto la vi, de niño la veía gigantesca. Eran laberintos los ahora cortos pasillos donde la humedad los ha corroído. 
Me senté a esperar a que bajara mi madre. Mi padre no le quitaba la vista de encima al regalo que llevaba entre mis manos, era una mirada extraña, una mirada que hasta ese día pude comprender y conocer, misma mirada que me acompañará por siempre sin podérmela sacar de las pupilas. 
-¿me ofrece usted un café? 
Pregunté con nerviosismo, como si al haberme ido de casa dejara de ser su chiquillo. Como si al haberme ido lo hubiese hecho de mala forma (a los padres siempre todas las formas les parecen malas, si se refiere a que sus hijos salgan de casa) pero no, me fui bien y hasta podría decir que los deje tranquilos, eso creía. Decidí irme con la esperanza de que me fuera mejor en mi nuevo hogar, ¡corrijo!; de que me fuera mejor en otro lugar.. No puedo llamarle hogar a otro lugar que no sea esté que me vio crecer y que en cada esquina esconde diabluras y miles de aventuras. Tenía tantos planes, mismos que se cumplieron al paso del tiempo y de haberme quedado jamás ninguno habría realizado. 
Mi porsche, estacionado frente a la casa de mi niñez, relucía despampanante, uno o dos vecinos lo miraban y lo palpaban para comprobar que no se trataba de un sueño. Yo miraba el espectáculo y reía de oreja a oreja sintiéndome orgulloso sosteniendo un regalo entre mis manos. Mi padre se había sentado y mantenía la mirada en el regalo de pronto el silencio torno incomodo el momento, al menos para mí puesto que mi padre parecía no percibir nada ni siquiera se inmuto con mi llegada, fue hasta que rompí el silencio diciendo:
-Sé que tarde un poco, pero usted sabe; el trabajo, las obligaciones.. Hay que mantener el porsche y otras cositas (le comentaba al tiempo en que sacudía el emporio armani que llevaba puesto)
-Pero al fin lo pude traer, y debo reconocer que lo tuve conmigo un par de años, las navidades pasadas en las que mi madre llamaba (mi padre se enjugo los ojos al tiempo en que me refería a ella) para ver si podría venir, bueno yo lo miraba en una de las repisas de mi sala y pensaba que algún día de estos se lo traería y si pensé hacerlo pero usted sabe el trabajo es primero y bien que usted sabe de eso. 
Se lo comente en un no tan sutil reproche por su ausencia durante mi niñez, a diferencia de que si él no trabajaba yo no comía y una visita a ellos desde hace años pude haberla hecho sin el mayor esfuerzo. Yo seguía hablando al ser que me dio la vida que parecía en aquel momento haberla perdido. Momificado con su mirada escudriñando el regalo. Algo en sus pupilas cambio de inmediato, me entre dejó ver que aun seguía vivo, su mirada se lleno de un aspecto raro surgido de la mezcla entre rencor y dolor, yo volteaba hacia la escalera impaciente de escuchar bajar de ella a mi madre.
-¿Es el libro?
Preguntó mi padre por fin al percatarse de que yo era ahora el que clavaba la mirada hacia la escalera y al parecer tras haber lanzado su pregunta se había quedado sin aliento y vi otra nueva mirada.. Era temor. 
-Si. 
Dije sin más preámbulos.
-Hace años que lo he terminado, hasta lo han publicado. Se que lo debí traer antes, lo se, pero el trabajo papa..
Mi padre agacho la mirada y no se contuvo el llanto, fue allí, justo allí donde comencé a comprender su silencio y su distancia. Comprendí la ausencia de unos pasos que tanto ansiaba escuchar bajar por la escalinata.
-Lo ha leído, le gustó y sabíamos que lo lograrías.
Dijo sin aliento, enjugándose las lagrimas. Me pare botando el libro en la mesa y me fui directo a la escalera, mi padre se llevo las manos hacia el rostro pues no tuvo fuerzas para detenerme. Subí precipitadamente como cuando chiquillo a diferencia de que esta vez no eran enemigos o aliens imaginarios los que me perseguían, era un solo monstruo, un monstruo real llamado miedo y me acompañó en cada paso tras casa escalón tras cada bocanada de aire que inhalaba desesperado. Abrí el primer cuarto, el que antes era mi cuarto, esperaba encontrar una habitación nueva más mi cuarto continuaba intacto. Las dos cartas que había mandado durante todos estos años sobresalían del edredón azul con rombitos rojos, las levante y pude comprobar que no solo habían sido leídas si no también releídas una y otra vez, había huellas de lágrimas en ellas, cuidadosamente dobladas como yo habría de mandarlas. También observe las fotografías donde salgo con los chicos del barrio, fueron dos de sus hijos los que palparon mi porsche.
Regresé a la realidad después de haber dado un breve viaje a mis recuerdos que había dejado en casa de mis padres. Corrí al recordar el motivo que me impulsó a subir, y me halle frente a la puerta de la habitación de mis padres, corrí hacia allí esta vez con el mismo miedo que de chiquillo me hacia correr de noche hacia ellos. Puse mi mano en la perilla con temor y estaba decidido a abrir la puerta pero una mano me detuvo, era mi padre que me tomaba del brazo.
-Lo ha leído y siempre estará orgullosa, pero dijo que tú no lo habías escrito del todo, no hasta verlo con dedicatoria y lo esperó lo mas que pudo, pero te comprendo hijo.. El trabajo es primero.
Abriendo lentamente la puerta dejó resbalar su mano anciana sobre ella, no solo acariciaba una puerta de madera acariciaba también noches en vela, largas noches de sufrimiento donde él fue su única compañía.
La cama tendida perfectamente, su edredón gris de toda la vida junto a los enormes cojines que tanto le gustaban a ella permanecían intactos como le gustaba ver su cama por las noches antes de dormir placidamente. Su retrato colgando, la cortina a medias, no pude sostenerme en pie y dejándome caer sobre la cama me llevé las manos al rostro mientras gritaba en silencio y sin poder llorar le dije para mis adentros:
-Lo he traído.. Mamá es.. El libro.. Tu libro. Una luz entró a duras p
enas por la ventana iluminando lo que debajo del retrato de mi madre se hallaba, y allí recibiéndome con una sonrisa aunque quieta y muda, mi madre se hallaba.
Me acerque a la urna que guardaba celosamente sus cenizas y le pedí perdón por abandonarla por haber sido tan egoísta. Mi padre me abrazó, lloré desesperadamente y me aferré a su esbelto y raquítico cuerpo.. Una voz rompió en el cuarto:
-Ven, solo esta noche y después dormirás solo.
Era mi madre que me acariciaba el rostro para limpiarme las mejillas.. Tenía yo once años y esa noche había tenido un mal sueño. Dormí en la alcoba de mis padres, sin quitarle la mirada de encima a mi madre. 
Y.Z.

22.6.09

La hermosura.

He probado cuerpos de todos sabores y me he perdido en la dulzura o amargura de algunos, pero al final todos resultan ser solo cuerpos para mi. 
El ser humano en general tiende a reaccionar toscamente ante un cuerpo vulgar, apodándolo hermoso, pero en realidad ¿Qué es hermosura? Yo no soy como el resto de las personas, tengo que reconocerlo, gozo de un paladar exigente, así soy. Un cuerpo sin ojos, sin labios, sin físico.. He allí la verdadera hermosura. Por que la hermosura no se encuentra en el exterior, necesita llegar al alma penetrando por el cuerpo para que emerja excelsamente después. 
Si pudieras, tú lector, mirar a través de mis ojos entenderías y adorarías la sensación que no puedo explicar cuando mi mirada encuentra la hermosura. Podrías ver de una manera extraordinaria ese cuerpo y sabrías que es único, estarías orgulloso de poseer un cuerpo único en su especie, aun cuando ese cuerpo posea miles de defectos, miles de enfermedades, miles de errores, aun cuando ese cuerpo quizás no exista. 
Pero te aprecio lector, aunque no te conozca, te aprecio por tomarte un par de minutos para leer esto y te respeto pues sin saberlo a punto estabas de internarte en mi mente y yo de incitarte sin mesura a eso y soy demasiado egoísta como para compartir contigo mis sensaciones. Es por esto que te digo; es mejor no intentar entenderlas, más solo te daré una breve idea. 
Una cosa es aceptar que me encuentre en ocasiones frente a un cuerpo hermoso pero otra cosa muy distinta es aceptar que me he obsesionado de ese cuerpo hermoso. Te aconsejo que no sigas leyendo, por que aunque son frases cortas y atroces no por eso te parecerán horripilantes si no por el hecho de que son frases reales.. Continua leyendo he aquí mi explicación:

Primer acto; los ojos del cuerpo hermoso me miran, mis ojos esquivan a los suyos pero los y lo han mirado por completo. El cuerpo hermoso comienza su cacería mientras en mí el canibalismo me lanza imágenes de sus tensos músculos y de su blanda piel. La lujuria extrema aflora en el instante en que mi olfato percibe un aroma característico que porta la hermosura. La fantasía solo es eso si el encuentro queda en coqueteos.

Segundo acto; la voz se hace presente. Me sofoco y me pregunto; ¿podré comerlo?

Tercer acto(euforia, pérdida de la cordura); si acaso el cuerpo hermoso ríe, me comeré sus mejillas. Si acaso el cuerpo hermoso se silencia, me comeré sus muslos y antebrazos. Y si acaso el cuerpo hermoso se aparta, lo devoraré por completo.
No hay explicación para la sensación que viene a mí al primer contacto de mi lengua con el cuerpo hermoso es inigualable, es.. 

No puedo explicarlo, no con palabras ni imágenes lo que le sucede a ese acto, por que no lo recuerdo. Es tan grande la euforia que lo olvido, me pierdo al encontrar el sabor (y debo decir que en este momento me he mojado los labios al recordarlo) ese sabor que surge al mezclarse con mi saliva, tras haber hecho un estudio previo de la parte que debería probar para después atragantarme con la misma, un sabor entre anguila y mango (dependiendo de la zona que coma)No he comido jamás nada más delicioso que la hermosura.

Y.Z.


18.6.09

Un refugio para mis recuerdos.

Pido un refugio para mis recuerdos, ya que no acceden a dormir mas en la cajonera de mi cama. Pido un refugio, impecable e inaccesible, para que allí meticulosamente instalados a salvo posen. No deseo que ningún malhechor los malverse o destemple. Los he de dejar intactos, porque solo así sé que estarán calmados. No deseo nada los sobreexcite. Echarles llave y candado de ser necesario. Pido un refugio que no sea, ni diminuto ni vecino, excesivamente lejano a más de mil leguas de distancia, para que no puedan volver a mi mente. 
La verdad es que ahora después de un mes activos, cabecean sobre mi cama. Y he de aceptarlo aquí, deseo abandonarlos pues mis recuerdos poseen vida propia y cuando me asalta la idea de echar candado a la cajonera me arrinconan atacando mi mente con las imágenes que me amargan y la voz me reclama y exige que no los deje. Son caprichosos mis recuerdos.

He pretendido en mas de una ocasión extraviarlos, sacudiendo incluso mi cerebro, pues allí yacen cuando no están en la cajonera pero ha sido inútil, mis recuerdos se percatan de mi intención antes que yo siquiera la piense o me cruce por la cabeza y lloran temidamente, me hacen llorar también y ya no son las imágenes las que me amargan, es la voz, por que aunque son varios mis recuerdos tienen una sola voz y un solo rostro, un rostro caprichoso, berrinchudo y exacerbadamente bello. Es por esto que rápidamente pido un refugio. Uno donde puedan sentirse conformes, donde se encuentren acogidos, donde nadie ni yo puedan inquietarlos. Necesito que estén allí; en calma, como se está al dormir placidamente soñando algo hermoso, esa sensación que vagamente recuerdo.

Necesito ese refugio, es necesario, es Urgente. Antes podía dormir un par de horas por la noche pues tras reproches y berrinches terminaban aceptando a entrar a la cajonera de mi cama, pero desde hace un mes que se oponen en regresar allí, a penas hoy han optado por dormitar un rato y sé que en cualquier momento despertarán. Ya no soporto, a diario vivifican las imágenes mientras debería estar desayunando. A diario murmura la voz en mi oído y dentro de mi mente mientras debería estar comiendo. Y lo peor de todo es cuando llega la noche y con está el sueño, que a mi ya no viene. Las imágenes y la voz ya no son nada en comparación con lo que ocurre durante la noche repercutiendo en las paredes de está casa mientras debería estar durmiendo. Es.. Un nombre que sobresale en cualquier libro que abra, en las etiquetas de los productos, en la señal del televisor aun si no está encendido, hasta cerrando los ojos lo encuentro.

No soporto más, solo veo lo que me permiten mirar mis recuerdos. Un refugio Es la única opción que tengo. Uno donde las imágenes queden en la superficie rondando, velando por que no asome yo de pronto de lo oscuro y escape. Uno donde la voz no tenga acceso, pues no tendrá espacio ni tiempo, donde no pueda viajar torturándome con su lamento. Uno donde talvez el nombre se salvará plantando e impreso en la superficie, junto a las imágenes que lo velarán por siempre. El nombre que marcando para la eternidad resaltara que debajo de él está algo que escapo de sus recuerdos, mas no representa para mi problema alguno, será el nombre y no un nombre.

Si alguien conoce otro refugio, otra opción que no sea está desesperada decisión, háganmelo saber de inmediato, ya que no soportare otro día más sin alimento y sin saber si estoy en vigilia o esto es un sueño o que talvez solo talvez ya esté muerto.

Tuco.


5.6.09

HAGAMOS UNA HISTORIA VIRTUAL.

Toma el libro más cercano a ti, ÁBRELO EN LA PÁGINA 23: 
Ahora busca la cuarta frase; ¿Qué dice..? 

DALÍ.


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