Imagen de.. Antony Gormley. Anna Schwartz Gallery. Sydney Australia.
Yo no planeè ser adulto.. Y de todo lo que hago tampoco nada planeado lo es.
Hay noches, como esta, en que no me mueve ni el viento que sujeta los brazos a mi abrigo. Noches que parecen sueños, donde al darte cuenta que lo son, nada te motiva. Noches en que el sombrero no cubre historias ni idea alguna, solo una greña seca y larga. Los escucho reír pero no río con ellos, mi risa suena apagada dentro de mi estomago solo una diminuta arruga se esboza en una de las comisuras de mis labios..
Es una noche larga, negra y sola. No hay ninguna tristeza que la acompañe ni risa, quizás sonidos pero no hay un sonido en especifico, nada que me entusiasme. Es una noche, así de simple.
De fondo surge Love itself con Leonard Cohen mientras clavo la mirada en un punto de mi pared gris, mis labios saben a vino alemán y mis manos hoy no tiemblan.. Fumo sin mirar el tabaco y busco en el punto gris ese algo que explique lo que siento. Mas no lo encuentro por lo que deduzco, no es nostalgia, no es ausencia.. Es, la nada.
¿Entonces cómo pude encontrar la nada, en el punto gris, si ya estoy allí?
Todo el día comenzó así. Por la mañana me arreglé de estilo costumbre, es decir sin estilo alguno solo lo necesario y básico. Porteé el abrigo color pared, los pantalones rotos y los mismos zapatos híbridos, salí de casa tapando mi greña con el sombrero. Por la tarde una chica en el mercado se me quedó mirando mientras yo solo miraba las cosas de un puesto sin pretender buscar ni comprar nada, la voltee a ver pero ella me evadió nerviosa, aun no entiendo el por que. Un amigo me visitó por la tarde y me preguntó al verme si andaba bien, a lo que conteste con un simple “Si”. Él se fue y al despedirse me dijo: “Ya no te metas eso” a lo que contesté con un simple “Si”. La verdad sé lo que él quería decir, no es el primer día que ando así pero no es debido a ninguna substancia externa, toda la vida me ha pasado, hay momentos en que se me escapa el alma, no sé a donde va, no sé donde queda ni por que me deja, no escucho risas pero la mía está allí esperando, dentro de mi estomago, algo realmente gracioso para emerger en una de mis comisuras. Tampoco existe el llanto ni los temores, simplemente no hay nada y es grandiosa esta satisfacción que no se alcanza.
Me echo una manta de seda al rostro. El punto gris ha desaparecido, tal vez se fue cuando comencé a recordar el tic-tac pasivo con el cual transcurrió el día. Cohen ha dejado de sonar y ahora impera el sonido de la aguja en la habitación junto al olor de colillas que se expande mientras me levanto y abro la ventana. El aire entra de golpe oxigenando mi corazón antes anestesiado, taquicardia inmediata. Recuerdos, de imágenes amontonadas, surgen fragmentados a mil cuadros por segundo. Nostalgias, risas ‘que dan miedo de lo estrepitosas que son’, colmillos y payasos, humo denso saliendo de su boca, bocas, dientes de nuevo colmillos.. Comienza a llover y suspiro al tiempo en que a mi corazón retorna la calma. Al menos alguien llora esta noche, pienso mientras clavo la mirada en un punto lejano del firmamento, lo que me quede de vida continuaré siendo el único, que en ocasiones, estará en la nada. Pero al menos el resto del mundo aun puede sentir emociones, grandiosa satisfacción que no alcanzo, no esta noche.
γ.ک
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